El
toro siempre fue respetado y venerado en el Mediterráneo. Muchos son los mitos
clásicos que apelan a su fuerza y poder. Europa sólo pudo ser secuestrada por
un bravo, fue necesario construir un laberinto para encerrar al Minotauro para
proteger de su furia todo un reino. Sin embargo ya intuimos su gran carencia de
inteligencia, de astucia. Solamente fuerza bruta. Para este animal fue mala
suerte que el hombre desde siempre le haya gustado medirse con y por la fuerza
bruta.
Marcial. Epigramas. 299 este Hércules era un venator del espectáculo. |
En
estas líneas no pretendemos buscar el origen clásico de las corridas de toros, pero
reconoceremos elementos de las corridas actuales; rejoneador, banderillas,
capote y como no, la inevitable muerte del toro. Hoy buscaremos dichos
elementos de contacto, de continuidad con unas costumbres, espectáculos y
gustos que generalmente no consideramos propios del siglo en que vivimos. A
título personal no puedo evitar reflexionar sobre los últimos juegos gladiadores
de Roma del s. IV, en una ciudad cristiana, en un estado cristiano, donde la
muerte de personas era todavía un espectáculo, aunque ya no fuese propio de su
credo; sin embargo seguían disfrutando con ello. Reflexiono al respecto al ver cada imagen
de toreo, como también cuando escribo las descripciones de las cacerías y
luchas de animales en las arenas de los circos romanos. Sufrimiento y sangre
son los ingredientes de la receta, la misma receta: la de la diversión.
Simplemente me gustaría pensar que el toreo actual, como la receta del garum, estén destinados al olvido.
Para
empezar hay que aclarar que no todos los historiadores están de acuerdo en
creer que el origen de las corridas de toros se deba a los espectáculos de las
cacerías (venationes) en los antiguos
circos romanos. En dichas ocasiones los cazadores o bestiarii se enfrentaban a todo tipo de animales peligrosos; osos,
jabalíes, leones.
A
menudo los toros se enfrentaban a otros
animales menos peligrosos que los humanos: elefantes, osos o rinocerontes,
incluso eran atados entre sí para que no pudiesen evitar la lucha, según nos
asegura Séneca.
Mientras un trabajador del circo azuza la lucha del oso y el toro, otro presenta un condenado a las fieras. |
El juego con el toro no fue siempre sangriento, al fin i al cabo la taurocatapsia, o salto sobre el toro ya se practicaba siglos antes en el Mediterráneo oriental como nos muestran las pinturas de Cnossos hacia el 1.500 a.C. pero también un relieve de Esmirna y diversas monedas tesalias. Los atletas se apoyaban en los cuernos de los toros en el momento de la embestida, saltaban sobre el lomo de la fiera y caían detrás de ella, donde un segundo atleta los recogía para impedir que cayesen al suelo.
Algunas
deidades eran veneradas en Grecia con fiestas y juegos taurinos, como Poseidón
en Éfeso, combates o carreras de toros en honor de Neptuno se celebraban en Ancyra,
y luchas de toros en honor de Zeus había en la ciudad de Larissa. Las personas
que intervenían en estas luchas taurinas estaban equiparadas socialmente a los
gladiadores. En esta península además había cacerías de toros con redes.
En
Italia, los etruscos también desde muy antiguo celebraban juegos como nos
muestra un vaso de cerámica conservado en el Museo Arqueológico de Florencia. A
finales de la República llegan estos espectáculos a Roma nos asegura Varrón y César
autorizó por vez primera, según Plinio, la taurocatapsia
tesalia. Es Marcial quien nos legó
en sus epigramas diversas escenas e impresiones sobre las corridas de toros en
los anfiteatros.
Pero el gusto por el espectáculo en la Roma era siempre sangriento. Para empezar el espectáculo se presentaba al astado un maniquí de paja para que lo cornease y si ello no bastaba para espabilar a la fiera, los taurocentae les quemaban la piel con antorchas o les clavaban lanzas cortas. En la arena los hombres tenían que medir sus fuerzas con las del astado apostando su sangre y la del animal, en aras de la diversión de masas.
La técnica de combate que apreciamos en el mosaico de Teneta di Torre Nova (única escena completa conservada de este tipo) consiste en frenar el ataque del animal con una larga lanza en un ejercicio de fuerza y destreza donde el hombre no goza de protección alguna.
En el mosaico de Bad Kreuznach se aprecia a un personaje en actitud victoriosa frente al toro al que ha dado muerte clavándole un asta en la cruz del lomo. El venator lleva en la mano el trapo con el que se provocaba el ataque de las fieras.
Marcial. Epigramas. |
Pero el gusto por el espectáculo en la Roma era siempre sangriento. Para empezar el espectáculo se presentaba al astado un maniquí de paja para que lo cornease y si ello no bastaba para espabilar a la fiera, los taurocentae les quemaban la piel con antorchas o les clavaban lanzas cortas. En la arena los hombres tenían que medir sus fuerzas con las del astado apostando su sangre y la del animal, en aras de la diversión de masas.
Mosaico de Teneta di Torre Nova |
La técnica de combate que apreciamos en el mosaico de Teneta di Torre Nova (única escena completa conservada de este tipo) consiste en frenar el ataque del animal con una larga lanza en un ejercicio de fuerza y destreza donde el hombre no goza de protección alguna.
Mosaico de Bad Kreuznach |
En el mosaico de Bad Kreuznach se aprecia a un personaje en actitud victoriosa frente al toro al que ha dado muerte clavándole un asta en la cruz del lomo. El venator lleva en la mano el trapo con el que se provocaba el ataque de las fieras.
A mediados del siglo III, Galieno presentó un toro enorme en el amfiteatro, al que el venator no pudo matar después de diez intentos. Galieno, irónico y burlón a pesar de todo, celebró el gran espectáculo conseguido otorgando una corona al cazador porque, como dijo: "Es difícil no matar a un toro intentándolo tantas veces."
En
ocasiones los bravos no eran las víctimas sino los primeros cristianos, la Historia Eclesiástica nos relata algunos
ejemplos como el caso de Santa Blandina; “despues
de los azotes, tras las dentelladas de las fieras, tras la silla de hierro al
rojo vivo, fue finalmente encerrada en una red y soltaron contra ella un toro
bravo, que la lanzó varias veces a lo alto. Mas ella ya no se daba ya cuenta de
nada de lo que se le hacía…” si bien sabemos que el texto de la Historia Eclesiástica solía ser
exagerado y nada imparcial respecto a las estructuras de poder paganas del
imperio, otros textos y algunas pinturas también apuntan a probar la existencia
este tipo de imaginativas ejecuciones.
BIBLIOGRAFÍA
"Venationes" y juegos de toros en la Antigüedad.
José María Blázquez Martínez.
Zephyrus (Ediciones Universidad de Salamanca) 13, 1962, 47-65.
Cacerías y juegos de toros en la Antigüedad.
José María Blázquez Martínez.
Historia 16, nº 139, 1997, 149-161.
Dos partícipes del espectáculo son corneados. |
Marcial. Epigramas. |
BIBLIOGRAFÍA
"Venationes" y juegos de toros en la Antigüedad.
José María Blázquez Martínez.
Zephyrus (Ediciones Universidad de Salamanca) 13, 1962, 47-65.
Cacerías y juegos de toros en la Antigüedad.
José María Blázquez Martínez.
Historia 16, nº 139, 1997, 149-161.
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